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El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid celebró esta mañana en su sede una mesa redonda sobre  la nueva Ley de Viviendas Rurales Sostenibles, a la que los miembros de gesHAB tuvimos la oportunidad de asistir.

En el coloquio, en el que participaron: Pilar Pereda (secretaria del COAM), como moderadora, Luis Asúa Brunt (viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid), como ponente, y completando la mesa redonda; Agustín Hernández Aja (director del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio, ETSAM), Rafael Córdoba Hernández (arquitecto. Ecologistas en Acción), Luis Galiana Martín (geógrafo. Profesor de la Universidad Autónoma de Madrid), Pablo Refoyo Román (biólogo. Vocal de Junta de Gobierno del COBCM), quedó patente cómo esta nueva ley (aprobada el 27 de diciembre de 2012) está generando un gran rechazo entre la sociedad civil profesional, tanto es así que algunos ya la han rebautizado como la Ley ViRuS.

Hay dos errores de base que hacen comprensible la mala acogida inicial de esta ley:

- En primer lugar que no se haya contado con técnicos o profesionales cualificados ni con la comunidad científica durante el proceso de redacción del documento (tan sólo hubo un periodo de dos semanas de alegaciones antes de su aprobación).

- Y en segundo lugar que se haya utilizado el adjetivo “sostenibles” para una ley, que como el propio viceconsejero de Medio Ambiente ha admitido, tiene la vocación de defender el derecho de los propietarios de construir en sus propias fincas, fines que poco o nada tienen que ver con la sostenibilidad.

Pero el debate donde, tanto los participantes de la mesa como parte de los asistentes, que acudieron en gran número, pudieron exponer sus impresiones sobre está ley, reflejó también otras perspectivas como la de Luis Asúa Brunt que defendió como bondades de esta ley tres aspectos fundamentales:

- Primero: defiende el derecho de los propietarios a construir en sus propias parcelas.

- Segundo: responde a una demanda social creciente de trabajar en la ciudad pero vivir en el campo.

- Tercero: supone un primer paso hacia el cambio del actual proceso de obtención de licencias administrativas por un modelo de declaración responsable donde la responsabilidad civil recaiga directamente sobre los técnicos y sus colegios profesionales, reduciendo así la complejidad y el tiempo que suponen los actuales procesos burocráticos.

Por el contrario, Rafael Córdoba argumentaba que esta nueva Ley de Viviendas Rurales Sostenibles ni se refiere a viviendas, ya que permitiendo viviendas unifamiliares de hasta 900 m2 estaríamos hablando de “palacetes” más que de viviendas, ni son rurales, ya que no están relacionadas con actividades agropecuarias en la zona (la ley no obliga a que lo estén),  ni son sostenibles, ya que el concepto de sostenibilidad es mucho más amplio que el de simplemente una vivienda autosuficiente.

Pablo Refoyo también ha criticado como una ley para unos pocos puede afectar a muchos otros (hay que recordar que en toda la Comunidad de Madrid sólo existen 4.775 parcelas que reúnen las condiciones necesarias para acogerse a esta nueva ley), ya que no se requiere un Estudio de Impacto Ambiental para edificar en este tipo de suelos y se reduce la capacidad de decisión de los ayuntamientos sobre cómo gestionar su patrimonio ambiental.

Desde gesHAB nos sumamos a las quejas de que este tipo leyes no se consulten con organismos profesionales durante el proceso de redacción, ya que un debate a posteriori implica, casi siempre, una crítica destructiva y no constructiva, como nos gustaría. Pero sobre todo nos incomoda como cada vez más se pervierte el término sostenibilidad o sostenible, generalmente por un desconocimiento de lo que esa palabra significa.

Creemos que esta ley defiende un modelo de ciudad dispersa (más parecido al modelo anglosajón) que ya se ha demostrado que es el modelo menos sostenibles de todos. Toda sociedad que quiera ser llamada sostenible debería orientarse hacia la búsqueda de desarrollos urbanos que deriven en ciudades más compactas y eficientes en el uso de sus recursos, reduciendo así su huella ecológica y favoreciendo los intercambios sociales.