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El miércoles 20 de febrero asistimos al “I Encuentro de Rehabilitación, Arquitectura y Energía” celebrado en el COAM. Esta jornada técnica se desarrolló en cuatro mesas de trabajo que abordaron los siguientes temas: reglamento y financiación, rehabilitación y arquitectura, rehabilitación energética y herramientas de evaluación.

Entre los ponentes se encontraban altos responsables de organismos públicos, así como de asociaciones y empresas del sector. Una de las muchas razones por la que la respuesta de los asistentes fue rotunda, completándose el aforo.

Fue una intensísima jornada donde se trataron casi todos los temas concernientes a la rehabilitación, incidiendo sobre todo en la parte energética de la misma.

En general, se apreció cierto descontento porque parece que el sector de la rehabilitación no termina de arrancar, generando una gran expectativa ante la pregunta de cómo se desencadenará este proceso.

Agustín Arroyo Castillo (Director de rehabilitación y asuntos sociales de la EMVS) argumentaba que, si queremos fomentar el mercado de la eficiencia energética, no podemos esperar a normativas o subvenciones, debemos de ser más proactivos.

Por otro lado, Margarita de Luxán (Catedrática de la UPM) reflexionaba: "si no hay dinero, habrá que adoptar medidas más eficaces y con sentido común".

Debemos entender que el sector de la arquitectura se enfrenta a una crisis de identidad, evidenciada por la crisis económica, y que plantea nuevos retos para el futuro de la edificación. Es necesario un cambio conceptual radical: "Quien rehabilita debe actuar considerando al edificio no como un producto, sino como un servicio que debe cumplir con prestaciones específicas y variables a lo largo del tiempo", expresaba Luis de Pereda (Director de proyectos de Eneres).

Desde gesHAB seguiremos avanzando en la labor de concienciar a la sociedad de que la rehabilitación energética puede significar una mejora sustancial de la calidad de vida de los usuarios. Creemos en la rehabilitación integral, frente a actuaciones aisladas, ya que el verdadero potencial se encuentra en las relaciones sinérgicas entre todos los elementos que componen la edificación. Este carácter integrador puede aportar mejoras tanto a nivel social, como educativo y medioambiental.